La Economía del Bien Común (EBC) es un movimiento internacional que propone la transición hacia un nuevo modelo económico, social y político basado en valores ya consagrados en todas las constituciones democráticas. Estos valores son la solidaridad, la dignidad humana, la justicia social, la sostenibilidad ecológica, la participación democrática y la transparencia.
El modelo propone profundizar en los citados valores constitucionales para lograr un cambio de paradigma, desde el sistema económico actual, donde el principal objetivo es el crecimiento infinito y el beneficio a toda costa, hacia un nuevo modelo donde el objetivo es el bien común y la herramienta para alcanzarlo es la cooperación…Pero para cooperar, hay que aprender a hacerlo.
Desde mi punto de vista, para aprender a cooperar hay que utilizar herramientas propias de una metodología participativa e implicativa que desarrolle un aprendizaje cooperativo. Este hace referencia a un modo alternativo de organizar los procesos cognitivos que se han de provocar en un proceso de enseñanza aprendizaje tanto dentro como fuera del aula. Es decir, se trata con su implementación de superar determinadas “lagunas” generadas con la aplicación exclusiva de técnicas tradicionales.
A través de los métodos y técnicas de aprendizaje cooperativo, se trata de lograr cinco elementos esenciales: interdependencia positiva, interacción cara a cara, responsabilidad individual y grupal, desarrollo de habilidades sociales y el procesamiento grupal autónomo. Todas ellas competencias clave para el desarrollo de la inteligencia emocional y el aprendizaje en valores de cara a la cooperación, pero realmente ¿estamos educando para cooperar?
En la actualidad la escuela, es una entidad de peso en la trasmisión de valores y comportamientos para los niños y para las niñas, de ahí que sea -junto a la familia-, la primera que deba dar ejemplo de cara a lograr una sociedad más justa.
El actual sistema educativo se enfrenta día a día a nuevos retos sociales e individuales que nos obligan a desarrollar nuevos entornos de aprendizaje que nos ayuden a romper con la apatía social, motiven, impliquen y responsabilicen para alcanzar una verdadera transformación social.
La reforma educativa actual enfatiza los procedimientos, valores y actitudes que constituyen el currículo y la intervención educativa. El trabajo en grupo, la formación de equipos de aprendizaje, el desarrollo de actitudes de cooperación, y la importancia de establecer vías de comunicación efectivas entre toda la comunidad educativa para crear un clima positivo de convivencia es una de las necesidades imperantes del actual panorama.
Para ayudarnos a cubrir dichas necesidades nos encontramos con herramientas como la educación emocional que nos ayuda a tomar consciencia de nuestras emociones, necesidades e intereses como paso previo para comunicarnos mejor así como desarrollar las competencias necesarias para tener las actitudes y valores adecuados ante nosotros mismos y ante los demás.
Para educar para el bien común tenemos que plantearnos el diseño de un proceso de aprendizaje cooperativo a través de la adecuada gestión y manejo de nuestras emociones y habilidades personales y sociales para llegar a interiorizar los valores propios de la economía del bien común.
Necesitamos analizar e implicar desde las necesidades, intereses e inquietudes del individuo, desarrollar acciones para la educación emocional, construir estrategias colaborativas, a partir de la creatividad individual y colectiva y la diversidad en valores, que permitan el desarrollo de habilidades sociales y promuevan la implicación, aprender a participar a través del diseño cooperativo e implementación de procesos transparentes y democráticos y trabajar la educación en valores desde un punto de vista práctico con acciones reales de transformación social.
Para ello no solo tenemos que pensar en el alumnado, sino diseñar un proceso dirigido a toda la comunidad educativa entendiendo que si no es por la conjugación de todos los actores que influyen en la educación de un individuo y grupo no se llega verdaderamente a una transformación personal y colectiva. Es por esto que nos debemos plantear hacer acciones educativas para el alumnado de todas las edades pero apoyadas en una formación básica y previa de familias y profesorado con el objeto de apoyarnos y cooperar entre todos para transformar por el bien común.
Se trata de conciencia, informar y recoger propuestas de valor para diseñar un proceso donde eduquemos en valores y emociones apoyándonos en un aprendizaje cooperativo que nos enseñe a participar y elaborar acciones que transformen nuestro entorno.
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